Como hace pocos días ha habido algunos "cejudos" que han confirmado lo que todos sabíamos, QUE EL CINE ESPAÑOL VA DE CULO, hoy nos centraremos en ese maravilloso cine, especialista en romper taquillas y llevar en masa a los cines a los españolitos de a pie.
To el mundo al cine ¡ar!
9 de julio de 2009
Instituto Juan de Mariana
Todo sea por proteger a la cultura española. Ángeles González-Sinde, nuestra excelsa Kulturleiter, con el aplauso unánime del gremio, ha decidido que el cine español tenga una cuota de pantalla garantizada. Sin duda, era una medida muy necesaria, pues las producciones patrias, incluidas las suyas propias, pasaban fugazmente por las carteleras, debido a la insensibilidad de los exhibidores, incapaces de ver más allá de la taquilla y reconocer los valores de nuestro cine, un cine por otra parte reconocidísimo en los más variados festivales internacionales.
Si, bueno, ya se les daba un pastizal a fondo perdido para que hiciesen las películas y se ganasen más que dignamente la vida. Pero eso no era suficiente. Estamos hablando de creadores, de artistas, de personas que no miden la vida desde el punto de vista superficial del dinero... ellos necesitaban y se merecían algo más. Y esto es lo que se va a conseguir obligando a los cines a mantener sus películas en cartel a pesar de que no vendan entradas. A partir de ahora, nuestros creadores podrán ver su nombre en las carteleras, no fugazmente como hasta ahora, sino de forma continuada gracias a los desvelos de nuestra ministra.
Pero hay un problema. ¿Y si, como probablemente pase, tampoco acuden los espectadores a verlas? ¿Qué pasará con la moral de nuestros cineastas? No olvidemos que ellos son artistas, creadores, espíritus sensibles... no son como los demás ciudadanos. Por ejemplo, un vendedor de muebles no vende una mesa y simplemente deja de ingresar dinero, pero su espíritu creativo (del cual carece) no se resiente...pero el espíritu de un artista sí, con lo que ello significaría de negativo para creatividad española y el futuro éxito de nuestro cine en los festivales internacionales
Es necesario cerrar el círculo. Nuestros cineastas no pueden depender ni económica ni anímicamente de un público caprichoso e insolidario, un público que se empeña en ver lo que le da la gana sin la más minima conciencia social. Por ello, aunque las subvenciones a tutiplén fueron un primer paso y la futura ley de cuotas de pantalla es el segundo, falta la última medida, la LAOPE, la Ley de Asistencia Obligatoria a Películas Españolas
Básicamente, la LAOPE es otra ley de cuotas, pero no aplicada a los exhibidores sino a los consumidores finales, a los espectadores. Es muy fácil. Basta con poner en marcha una Cartilla de Cine Español, personal e intransferible. Así, si un joven quiere ver la última de Bruce Wills, Terminator 7 o cualquier otra película americana, deberá mostrar su cartilla con el sello de haber asistido a una película española en cartelera. Y no vale entrar y salir. Unos dispositivos de control, similares a los de control de personal de cualquier empresa verificarían que el propietario de la cartilla ha estado de principio a fin viendo la película.
Tampoco valdrá contratar a alguna otra persona, un parado o un inmigrante sin papeles por ejemplo, para que sustituya al propietario la cartilla ...Aunque dichos colectivos suelen quedarse con los trabajos más desagradables, aprovecharse de su situación y obligarles por una mísera cantidad a tragarse una película española claramente supera el límite de lo tolerable.
El cine español es una responsabilidad de todos y todos hemos de aportar nuestro granito de arena, aunque reconozco que es muy duro. Pero ya que no hay mili podría contemplarse dicha tarea como un método para forjar el carácter de los más jóvenes, demasiado acostumbrados a hacer lo que les da la gana...
Pero aún así, queda un segmento de población que no contribuirá a dicho esfuerzo. Son dos grupos, aquellos que prefieren bajarse las pelis de internet y aquellos a quienes no les interesa el cine.
Para los primeros, mano dura. Obligando a que por cada película americana descargada se tenga que descargar una española, se incrementaría drásticamente el número de descargas de estas últimas, lo cual sería un argumento para conceder a nuestro cine más y más subvenciones... aunque teniendo en cuenta que más del 90% de las descargas son de porno, Torbe, el Rey del Porno Hispano, se haría de oro.
¿Y para los segundos, para esos individuos cinéfobos que no pisan una sala de cine nunca? Pues... ¡a la mierda! ¡Se les lleva a ver cine español cuatro o cinco veces al año por la fuerza! Total, ya les obligamos a pagar la pelis con sus impuestos. Otra coacción más, ¿qué más da?
10 de julio de 2009
Periodista Digital
De la Iglesia dijo en una entrevista que “las ayudas representan muy poco en la producción de películas”. A las suyas ya les hemos dado 3,5 millones de euros de subvención. Con su cargo se pretende otorgar al cine español la popularidad que el suyo tiene sólo en apariencia, porque las películas de Álex de la Iglesia no son en absoluto rentables.
De dibujante de cómics a presidente de la Academia de Cine en menos de 17 años. A Álex de la Iglesia se le rinde pleitesía en todo el entorno cinematográfico desde que a los 27 años dirigiese Acción mutante con relativo éxito. Desde entonces, no ha parado: ocho largometrajes en 16 años, según publica Época.
Tal vez por eso la Academia de Cine le ha elegido como nuevo presidente (204 votos a favor y 43 abstenciones de 1.100 académicos). Su labor consiste en favorecer la imagen de la Academia y presidir actos y la junta directiva, poco más.
Pero esa supuesta popularidad, que no parecieron tener sus predecesoras Ángeles González-Sinde, Marisa Paredes o Aitana Sánchez Gijón, ¿es tal? La mejor manera de saber si un cineasta es popular es viendo cuán aceptado es su cine en la sociedad, y el de Álex de la Iglesia es bastante cuestionable.
Popularidad de número rojos
Como ha podido comprobar Época, el cine de Álex de la Iglesia pierde dinero. De sus ocho películas sólo tres cubrieron gastos (El día de la bestia, Muertos de risa y La Comunidad), mientras que el resto obtuvieron sonadas pérdidas (Acción mutante, Perdita Durango, 800 balas, Crimen ferpecto y Los crímenes de Oxford).
Las cifras son suficientemente elocuentes: las ocho películas de Álex de la Iglesia costaron 37 millones de euros. Tres de ellas lograron un beneficio de 10 millones, mientras que cinco títulos suman 12 millones de números rojos. Además, ha sido subvencionado con holgura. Los ocho títulos han recibido la cifra de 3.573.895,9 euros de ayudas, confirmada por Cultura.
En el ministerio están los datos que aquí se ofrecen sobre la recaudación de las películas de De la Iglesia, aunque casualmente no aparece nada de los presupuestos iniciales de cada filme.
Cifras que, por supuesto, son públicas y que han tenido que confirmar, y no todas, las productoras.
En 1992 un desconocido bilbaíno escribe, dirige y coproduce una película de algo más de dos millones de euros (entonces, 350.000 millones de pesetas), llamada Acción mutante producida
por El Deseo de Almodóvar. Cuenta la historia de una banda terrorista formada por mutilados que quiere vengarse del mundo asesinando y secuestrando a ricos y guapos.
oportunidad en el cine alcanzó unas pérdidas de 1.113.616 euros. Y según ha facilitado Cultura a esta revista, Acción mutante obtuvo una ayuda de 601.102 euros.
Magnífico reportaje e información.
ResponderEliminarPrima una ironía muy fina y obliga al lector a llegar hasta el final.
Muy bueno.
Ahhh, yo entro en el capítulo de los que tendrán que ser obligados por la Guardia Civil a entrar en una sala de Cine actual.
A mi me ha sorprendido la "insensibilidad" de pretender llevar parados o inmigrantes a tragarse bodrios españoles... está visto que siempre se usa a esos colectivos para los trabajos más desagradables.
ResponderEliminarY respecto a lo de la Guardia Civil, me veo pasando la noche en el calabozo por resistencia a la autoridad.
¡Con lo bien que se está en casa, tumbado en el sofá y con una buena copa, viendo una de Woody Allen!
ResponderEliminarA mi no me pillan en una sala de cine ruidosa y rodeado de gente soltando miasmas, ni con camisa de fuerza.Películas españolas, después de "El Clavo", no he vuelto a ver ninguna ni pienso hacerlo bajo amenazas.
Bwana, dígame donde hay que firmar... yo de cine español sólo veo las de Paco Martínez Soria
ResponderEliminar