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WUNDERWAFFEN 1.0




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"Han tenido suerte, mucha suerte de que la guerra
no haya durado unos meses más"

Así de contundente se manifestaba Hermann Göring al ser arrestado por los aliados; y el jefe de la Luftwaffe sabía bien de lo que hablaba.
A comienzos del siglo XX el desarrollo de la ciencia en Alemania era tan alto que su capacidad de investigación e innovación no tenía rival entre los países desarrollados. La consideración social de los científicos era muy elevada. En los años 30 gracias a su fuerte sistema propagandístico, los nazis hicieron que los científicos y los técnicos gozaran de una estimación como nunca habían tenido, siendo común aspiración el poder incorporarse a estas profesiones y triunfar en su ámbito.
Con la llegada al poder de los nazis se fue produciendo un sutil cambio. El profundo antiintelectualismo del régimen nazi y su alejamiento de las doctrinas oficiales de los centros de investigación universitarios facilitó la búsqueda de soluciones originales, que permitieron alcanzar en los años 40 logros inimaginables una década antes.
Todos los expertos en armamento del III Reich han destacado un hecho evidente: si la investigación se hubiese adelantado tan sólo un año, el resultado de la contienda podía haber sido muy distinto. Cuando el alto mando de la Wehrmacht se dio cuenta de la utilidad de algunas de las creaciones de sus técnicos, la situación era ya muy mala, por lo que las prioridades alemanas se orientaron a las necesidades más inmediatas, es decir, las armas que podían tener un uso directo en la batalla, desatendiendo proyectos muy ambiciosos que exigían una elevada inversión en dinero y tiempo, algo con lo que el Reich no contaba.
No obstante, a pesar de la premura de tiempo, de la escasez de materias primas y de la situación en ocasiones agónica en la que se trabajaba, los investigadores alemanes llegaron a alcanzar cotas de creatividad que parecen sencillamente milagrosas. Hay razones que lo facilitaron; en primer lugar la evidencia probada de que toda guerra es un buen caldo de cultivo de toda clase de inventores pintorescos; en segundo lugar, las aplicaciones revolucionarias que a partir de 1943 los alemanes situaron en primera línea de batalla obedecía a la pura y simple confianza que los soldados tenían en la capacidad de sus técnicos y científicos. Las unidades de combate creían en sus prototipos más que en el propio Alto Estado Mayor. La técnica alemana aportó soluciones revolucionarias a los problemas derivados del combate moderno que incluso en nuestros días harían de la infantería alemana del año 45 un rival formidable para cualquier ejército moderno.
Los proyectos militares secretos son caros. Por eso, en la Alemania del III Reich, al igual que ocurre en la actualidad en los EE.UU., una parte considerable de la investigación se encontraba en manos de compañías privadas como Krup o Mauser, verdaderos macro-complejos industriales con fábricas e intereses en todo el mundo, principalmente en América del Sur, lo que les permitió trabajar aislados y evadir las restricciones impuestas a Alemania por el Tratado de Versalles. Al frente de la investigación del Ejército se encontraba el ministro de Armas y Producción de Guerra dirigido por Albert Speer. De él, dependían el Hereeswaffenamt Prüfwesen, la Oficina para Armamento para el Ejército, conocido como Wa Prüf, y la Sección de Investigación de Armas o Waffen Forschungs.
Ambas organizaciones eran controladas por la Hereeswaffenamt u Oficina de Armamento dirigida durante la guerra por el general Becker y a su muerte por el general Leeb, quienes se organizaron en subdivisiones orientadas a cada tipo de proyecto: armas y municiones, señales, equipos ópticos y comunicaciones, ingeniería y cohetes. En la Marina había algo similar. Se trabajaba en subgrupos especializados y con apoyo de compañías privadas. La División Naval de Armamento Marine Waffenamt dependía también de Speer y contaba además con las divisiones experimentales, que filtraban cada proyecto mediante la aplicación intensiva de controles que garantizaban los mejores productos, con unos requisitos de calidad cada vez mayores. Pero sin duda por su complejidad y logros destaca la inmensa maquinaria creada por Göring para su Luftwaffe, la cual estaba bajo su total control, por encima incluso del poderoso Speer.
A través de la Techniches Amt dirigida por el general Udet, contaba con unidades especializadas en motores, armas, bombas y torpedos, comunicaciones y radares, equipo de tierra, etc. Con personal cualificado, motivado y con salarios muy altos, los logros estaban garantizados. Los centros de trabajo como el Instituto Göring de Armas Aéreas, camuflado en el subsuelo de un bosque, tenían unas instalaciones tan formidables que ni aún hoy han sido superadas.
Ahora bien, a pesar de todo el desarrollo tecnológico alcanzado no hay que dejar de lado, mas bien al contrario, hay que tener siempre muy presente en esta enloquecida carrera armamentista la fuerte conexión que desde un primer momento hubo entre el nacimiento y configuración de todo el conglomerado nazi con el ocultismo y el esoterismo: sociedad Thule, Ahnenerbe, el martillo de Wotan, las calaveras de la diosa de la muerte, la piedra del destino, la lanza de Longinos, el arca de la alianza, Shambhala...

A lo largo de 4 semanas iremos comentando parte de estos sorprendentes mecanismos y cómo las palabras de Göring, lejos de ser propias de un loco, estaban cargadas de razón.




Navidad de 1944, ese día, la mano derecha de Goering; Siegfried Knemeyer (al cargo de los programas secretos de la aviación nazi) llamó a los hermanos Horten para preguntarles si podían construir un Ala Volante que pudiera recorrer 11000 km...

pero antes de seguir, para situarnos, volvamos a los años 30.

Dentro de los proyectos que se desarrollaban en el más absoluto secreto había 3 que destacaban por su complejidad y ambición, pero sobre todo porque tenían un objetivo común: destruir Nueva York.


1 - Los aviones invisibles supersónicos Horten



Tras la primera guerra mundial Alemania tenía prohibido usar cualquier aparato o mecanismo que pudiese ser utilizado en una guerra, pero esto, en lugar de disuadir a los alemanes disparó su ingenio e inventiva.

La aviación, una de las más castigadas por esa norma, tenía prohibido usar aviones de motor en sus escuelas por lo que usaban alas delta y planeadores... "el futuro de la aviación" para los hermanos Horten (Reimar y Walter).


Empezaron a desarrollar sus ideas con la fabricación de los prototipos Ho2 y Ho3, aviones que causaban sensación donde eran exhibidos entre la población civil pero que no despertaban mucho entusiasmo entre los militares, pues los consideraban excesivamente extravagantes, hasta que los pilotaban y quedaban sorprendidos de su excelente maniobrabilidad y prestaciones.


No fue sin embargo, hasta la llegada al poder de los nazis y el interés de estos por potenciar el desarrollo científico aplicado a la guerra, que pudieron fabricar su primer avión que podía ser utilizado en combate, el Ho7. Fueron unos visionarios y adelantados a su época pues ya utilizaban la fibra de carbono en la aeronáutica.


Este Ho7 se caracterizaba no sólo por poder disparar 8 balas por segundo sino, sobre todo, por poder alcanzar aviones enemigos a una distancia de aproximadamente 2 km, cuando la distancia de ataque normal era de 100 a 200 metros.

Querían poder alcanzar la velocidad del sonido con su avión por lo que Reimar visitó la base experimental de Peenemünde para comprobar in situ los avances que los nazis estaban llevando a cabo con los motores de reacción y los motores-cohete de combustibles líquidos.


Apuntar que los nazis ya en 1939 construyeron el primer avión a reacción, si bien la acogida entre los militares no fue muy entusiasta; hasta que el frente ruso empezó a complicarse. Cambiaron de opinión y nació el Me262 (los Messerschmitt) que alcanzaba los 850 km/h e iban equipados con radar de visión ciega. Cuando los aliados llegaron a sus instalaciones había centenares de ellos preparados para la ofensiva total.


El motor-cohete lo estudió en el avión cohete, el Me163, volaba con el mismo método que hoy impulsa los cohetes o la lanzadera espacial, y que había sido ideado por Alexander Lippisch. Oficial, que no oficiosamente, fueron los americanos los primeros en romper la barrera del sonido...con un avión idéntico al prototipo nazi.





Tras esta visita a la base secreta de Peenemünde los hermanos Horten siguieron con la fabricación en serie de sus "aviones".

Pasado un tiempo, Göring propuso un concurso de ideas entre los distintos fabricantes e ingenieros alemanes para que fabricasen lo que él llamaba el bombardero 3 x 1000, un avión capaz de llevar 1000 kg de bombas a 1000 km de distancia a una velocidad de 1000 km/h.

A pesar de las ilusiones no estaban seguros de conseguir el premio de medio millón de marcos, Lippisch estaba desarrollando el DM1, totalmente triangular y el primer avión ala delta del mundo propulsado por un motor pulsante (mezcla de motor a reacción y cohete). Aquí nos encontramos de nuevo a los americanos que no sólo se llevaron a EE.UU, un avión DM1 sino también diseños de los DM2 y DM3 con los que se pretendía alcanzar los 6000 y 10000 km/h respectivamente. Huelga decir que pasados unos años presentaron el Convair XF92 ("extrañamente" parecido al DM1).


No obstante, a pesar de que era el favorito, se decantaron finalmente por el prototipo de los hermanos Horten (el DM era demasiado complicado para que estuviese a tiempo) por lo que en 1944 presentaron su primer Ho9 experimental, y tras varias vicisitudes comenzaron su fabricación en serie.






Y es, llegados a este punto, cuando volvemos a situarnos en ese día de navidad de 1944 y con la pregunta lanzada por Siegfried Knemeyer ¿podrían fabricar un avión que fuese capaz de volar 11000 km?. La idea era fabricar un avión capaz de volar sin escalas hasta la costa este de EE.UU, llegar a Nueva York, soltar una bomba de 4 toneladas y volver inmediatamente a Alemania sin repostar. Según Goering sería una misión que cambiaría el rumbo de la guerra y de la historia. Como puede deducirse estamos hablando de la misión que llevaron a cabo los americanos en Hiroshima y Nagasaki, el lanzamiento de la bomba atómica, dato que confirma un rumor bastante extendido y, hoy día, dado por cierto, los alemanes la tenían antes que los aliados.

Para responder a este reto del Reichsluftfahrtministerium (Ministerio del Aire Nazi) presentaron el Ho18 bautizado como Bombardero Amerika, que iba dotado con una capa de pegamento especial a base de carbono que le haría indetectable a los radares (como poco, se adelantaron varias décadas a su época).


Simultáneamente a este proyecto se estaban desarrollando otros dos 2 con el mismo objetivo...



2 - Von Braun y el Misil de Nueva York


Otro de los proyectos que, paralelamente, desarrollaban los nazis para destruir la ciudad de Nueva York seria el lanzamiento de cohetes. Los científicos alemanes fueron los pioneros, iniciando y desarrollando la astronáutica que sentarían las bases de la actual carrera espacial.

Al igual que ocurrió con la aviación, no fue hasta la llegada al poder de los nazis que se dio un fuerte impulso a esta industria y siempre desde su aplicación a objetivos militares. Uno de los científicos más destacados en este campo fue Wernher Von Braun


Como antes sucediera con la industria aeronáutica, la Luftwaffe trasladó a Peenemünde la industria bélica de cohetes y todos sus proyectos. Al mando de todos ellos Von Braun (hombre clave en un futuro para el desarrollo de la carrera espacial y la llegada del hombre a la luna).

El origen de todo se hallaba en los A1 y A2, cohetes que alcanzaban los 2 km de altura pero que no despertaban interés por su nula aplicación bélica. Como dijimos al principio, la llegada de Hitler hizo que la Luftwaffe dotase de importantes medios técnicos a Von Braun para que lograse, a medio plazo, un arma capaz de recorrer 250 km con una cabeza explosiva de 1 tonelada y bombardear Londres.

El primer intento se hizo el 3 de octubre de 1942 con una V2, tras el vuelo, Dornbergen, colega de Von Braun le comentó ¿se da cuenta de lo que hemos conseguido hoy? hemos diseñado una nave espacial.


No obstante hasta la llegada de la V1 (bombas volantes) los jerarcas nazis no vieron cumplido el objetivo de bombardear la capital británica. Estas V1 eran una mezcla de avión y misil dirigido, propulsados mediante motores pulsantes.


Habían lanzado cerca de 8000 V1 sobre Londres y se mandó construir cerca de 12000 V2.

Sin embargo, viendo el rumbo que iba tomando el conflicto bélico se creó una versión pilotada de las V1, las V1 Reichenberg, para misiones suicidas.



"... solicito voluntariamente incorporarme como piloto para el auto-sacrificio en cualquier avión seleccionado por mis superiores. Tengo claro que la operación acarreará mi muerte..."

Éste era el voto que realizaban los pilotos al unirse al Escuadrón Leónidas, para el que se solicitaron 200 voluntarios; recibieron 14000 solicitudes. Hay que decir que Hitler no estaba muy convencido de la idea, al fin y al cabo, para él, era contraria a la moralidad germana, si bien decidió apoyarla tras consultar a sus oficiales, estos le hicieron ver que ante situaciones desesperadas hay que tomar medidas desesperadas. Un accidente durante un vuelo de prueba (que todo sea dicho, no iban como se esperaba) el 5 de marzo de 1945 precipitó una reunión con Hitler el día 15 de ese mismo mes, en la que se canceló el proyecto y se desmanteló todo el operativo.

A pesar de los reveses en el frente, la actividad en Peenemünde era frenética, llevándose a cabo sorprendentes ensayos con la A4 que tenía una autonomía de vuelo de 750km, pero más sorprendentes aún fueron los diseños que se encontraron los americanos de las A9 y A10 (más conocida como la bomba de Nueva York), era un misil de 90 metros de altura que, a velocidades supersónicas, podría "planear" 6000 km sobre el atlántico.


Lanzadas desde España o Portugal podrían atacar Nueva York o Washington en sólo 17 minutos. El diseño más avanzado de este modelo tenía cabina de pilotaje, tren de aterrizaje y unos grandes paracaídas traseros para frenar el aterrizaje (suena de algo el transbordador espacial... Von Braun fue jefe de la NASA hasta su muerte en 1977)



3 - El Bombardero Suborbital Sänger

Nos encontramos con el proyecto más futurista y adelantado a su tiempo; con él querían bombardear los EE.UU. Hablamos del Bombardero Suborbital Sänger-Bredt... la 1ª nave espacial.


Era el mayor secreto de la aeronáutica alemana, este aparato alcanzaría altitud espacial a una velocidad de mach 20 (20 veces la velocidad del sonido) para, a partir de ahí, planear durante miles de kilómetros rebotando como un plato en la superficie alta de la atmósfera.


Tras dejar caer su carga (toneladas de bombas) regresaría del mismo modo a su base, a 500 Km/h y desplegando unos paracaídas traseros para facilitar la maniobra. Una ventaja añadida del aparato sería su reutilización, a las pocas horas, una vez cumplida la misión.


Su despegue no era como el del actual transbordador sino que el avión transatmosférico lo haría desde una plataforma de rail casi horizontal de 4 km de longitud, impulsado por 3 cohetes Sänger (equivalentes a 30 V2).


Su misión en Nueva York consistiría en llevar una única bomba de 5 toneladas con uranio radioactivo en forma de polvo que acabase con toda la población en cuestión de minutos.


A diferencia de otros científicos nazis que fueron capturados por americanos o rusos Eugene Sänger y su esposa y colaboradora Irene Bredt consiguieron trabajar de forma independiente y con relativa tranquilidad en Francia.


Para dar una idea del avance tecnológico respecto del avión transatmosférico sólo decir que aún hoy no ha sido igualado, aunque haya inspirado el actual transbordador espacial. No obstante, actualmente, la Agencia Espacial Americana está experimentando con un avión espacial, el X-33, muy superior al transbordador actual y que se parece bastante al bombardero que Sänger diseñó hace 60 años.

A modo de conclusión debemos recordar las palabras de Göring el día de su captura, a los hechos me remito. A lo largo de los últimos 50 años la industria armamentística ha ido dando a luz todos aquellos proyectos que los jerarcas nazis prometieron a su pueblo, las Wunderwaffen (armas maravillosas) y de cuyos planos, prototipos y científicos dieron buena cuenta los aliados, especialmente los americanos.



CONTINUARÁ...

Comentarios

  1. FABULOSO, Isra, el reportaje, sin una micra de fábulas. Excepcional el post.
    Totales felicitaciones.
    Sabiamos que los americanos y rusos iniciaron su carrera espacial gracias a los científicos nazis, llevados tras la derrota a esos paises, y que todos los avances de la NASA eran de origen nazi teórico, o no puesto en práctica.

    Pero lo que tu has publicado es lo más completo que leído jamás.

    Plas, plas, plas,.

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  2. Estupendo reportaje. ¡De la que nos salvamos!

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  3. Yo he estado leyendo sobre el tema de la tierra hueca (¿quién lee eso? sí, yo jaja). Y cuentan que los alemanes tienen bases allí.

    Además de en la Luna!!!

    Prepárense para el 4º Reich, nos vamos a cagar.

    Y además ese vídeo del Porsche...argg (babas).

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  4. Tellagorri, es lo que hace estar de vacaciones, que uno se relaja, lee de lo que le gusta y puede hacer "cosas" más elaboradas. De todos modos en próximas entregas tocaremos temas algo más "fabulosos" (como la posibilidad de que tengamos nazis en la luna, o que llegaron allí despegando desde bases subterráneas de la Antártida).

    Bwana... no cante victoria, lo mismo vuelven.

    Pon, te veo puesto, yo también leo sobre la tierra hueca (jeje), me imagino que habrás leido algo de Hörbiger (el científico del hielo y la nueva astronomía). Esta vez sí, hay 3 entregas más y se habla de la Antártida y la luna... y de los foo fighters, entre otras armas

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  5. Muy currao el post.
    Y hablando de otra cosa... me encannnta el video del Porche

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  6. A.Javier, quedan 3 de estos, y sí, el video del porsche es una pasada, además, es animación por ordenador...MUY CURRADO

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  7. Excelente reportaje, magníficamente documentado; enhorabuena. Prometo seguir con avidez las sucesivas entregas.

    Unicamente una puntualización en relación con el término "científicos nazis" que no es correcto; mas bien habría que decir científicos alemanes, pues unos eran nazis y otros no, como por ejemplo Wernher Von Braun que era un ferviente católico.

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  8. Isra,

    Entré en tu blog de rebote, pero piernso quedarme en calidad de okupa permanente.Documentadísima recopilación la que tú has hecho.

    Totalmente de acuerdo con Tannhäser:La mayoría de científicos alemanes no eran nazis, a pesar de que alguno de ellos estaba afiliado al Partido por imposición directa.

    Saludos cordiales.

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  9. Tannhäuser, De Valero, gracias a ambos por pasaros y por quedaros.

    Y sí, esa matización de Tannháuser es más que acertada, está claro que no todos eran nazis, por supuesto.

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  10. Cartasmarruecas, muchísimas gracias

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