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LA BATALLA DE INGLATERRA



Termópilas, Navas de Tolosa, Lepanto, Trafalgar, Little Big Horn, Midway... grandes batallas que han pasado a la historia y de las que se ha escrito mucho, sin embargo hay otra de la que se ha escrito más que de todas las anteriores juntas*,  la Batalla de Inglaterra.

En posteriores post desgranaremos las distintas fases y frentes de la batalla pero antes vamos a intentar comprender el por qué las batallas son algo que escapa a cualquier control.

Respecto a esta afirmación me remito a las palabras de Stephen Bungat en su magnífico libro La batalla de Inglaterra (Ed. Ariel), "... librar una batalla es, sin duda, la más desorganizada y confusa de todas las actividades humanas...", por eso los militares profesionales buscan tanto el orden y la planificación; sin embargo, casi siempre, esos planes acaban trastocados, más que nada porque en muchas ocasiones el bando contrario se obstina en hacer lo contrario de lo que esperamos que haga.

Hay una vieja teoría bélica, defendida especialmente por soldados veteranos llamada cock-up (meter la pata) según la cual el bando que va ganando se limita a hacer lo menos posible, por lo que las probabilidades de hacer cosas que salgan mal disminuyen y se limita a esperar que el otro la cague (meta la pata). En resumen, si algo está organizado se producirá una metedura de pata, por lo que será contraproducente.

¿Significa esto que cuanto más planifiques una batalla más probabilidades tienes de perderla? ¿significa que no hay que planificar las batallas y dejar que transcurran mientras rezamos para que la victoria caiga de nuestro lado?, por supuesto que no, pero la historia nos dice que a lo largo de los siglos los planes victoriosos son muy simples y las batallas se pierden más que se ganan, los que cometen menos errores ganan, eso sí, para no meter la pata se requieren una habilidad, un ánimo y una resolución enormes.

Lo mejor que podemos hacer para minimizar estos terribles efectos secundarios es identificar los elementos básicos en una batalla, pues bien, podríamos concretarlos en estos cinco:
  1. Ignorancia - es intrínseca y se incrementa a medida que avanza la batalla. Lo que no se sepa antes del inicio de las hostilidades difícilmente podrá saberse después, sobre todo cuando en la batalla las unidades se mezclarán, se perderá el punto de reunión y tropas amigas se dispararán mutuamente (el conocido fuego amigo). Un plan que confíe en que esto no va a suceder saldrá mal. 
  2. Incertidumbre - originada por factores que trascienden el control. La mayor a la que se puede enfrentar un ejército (que se lo digan a la Armada Invencible a Napoleón o a Hitler) es el tiempo atmosférico. La lluvia puede transformar tierra firme para la caballería o los tanques en barro intransitable, el frío puede congelar armas y soldados, el alta mar puede inundar naves de desembarco, las tormentas pueden destruir puertos, el viento puede apartar a los bombarderos de sus rutas, las nubes pueden ocultar objetivos...los buenos planes son aquellos suficientemente sólidos como para funcionar en cualquier circunstancia. 
  3. Complejidad - cuanto más complejo sea un plan más probable es que ceda a la presión, siendo el elemento crítico el de las comunicaciones. Lo que suele ocurrir en estos casos es la ruptura de una cadena de episodios interdependientes en el tiempo, me explico, una secuencia lógica de ataque sería la siguiente: ¹se bombardean posiciones enemigas, ²la artillería abrirá fuego, ³los tanques despejarán los campos minados, ⁴los ingenieros volarán los búnkeres y, finalmente, con el camino expedito, ⁵la infantería atacará. Aceptando esto como de lógica elemental ¿que ocurriría si se rompe esta secuencia porque, por ejemplo, los aviones despegan tarde?, pues que puede que bombardeen a sus tanques. Estamos obligados a reducir esta complejidad y establecer unas comunicaciones que sean lo bastante consistentes para que todo el mundo pueda saber si hay algún cambio en el plan. Pues bien, a pesar de todo siempre habrá alguno que se olvidará de decírselo a otro. 
  4. Equipo - De las distintas acepciones posibles, y que podría inducir a error al lector, dejar claro que nos referimos no a un grupo de personas organizado para una investigación o servicio determinado (acepción 2ª del DRAE) sino a la colección de utensilios, instrumentos y aparatos especiales para un fin determinado (acepción 5ª del DRAE). En este caso la Ley de Murphy nos dice que el equipo estará en el lugar equivocado en el momento oportuno o en el lugar oportuno en el momento equivocado. Aquí las combinaciones son múltiples: radios estropeadas, motores que no se ponen en marcha, las armas no disponen de la munición que les corresponde, se entregan recambios de otro modelo de tanque y se termina mandando gasolina al cocinero, alubias a primera fila y condones al capellán. Ya metidos en combate los mapas son de otro lugar y las armas se encasquillan.

Estos primeros cuatro puntos nos dejan bien claro la cantidad de factores a tener en cuenta a la hora de planificar un ataque, lo que corrobora que es imposible abarcarlo todo, por lo que va cobrando cada vez más importancia el principio de no meter la pata. El último componente de este explosivo cocktail es el enemigo, el dichoso enemigo que hay en todas las guerras.

El enemigo (adversario) - Han sido muchísimos los planes militares que presuponían la plena cooperación del enemigo, y sorprende aún más que esto casi nunca ha sucedido (salvo incompetencias manifiestas como el ejército italiano en casi todos los frentes en los que estuvo durante la segunda guerra mundial). Pero, como suele suceder en casi todos los ámbitos de la vida, siempre hay excepciones que confirman la regla, como cuando los nazis creyeron que era demasiado bonito para ser cierto el comprobar que el Alto Mando aliado hacía exactamente lo que el Estado Mayor alemán esperaba que hicieran. Lógicamente pensaron que allí había truco.

De todo esto y mucho más tenemos en la batalla que se inició para la historia el 10 de julio de 1940 (obviando los escarceos previos), con ella daba inicio el plan para invadir las Islas Británicas (Operación León Marino). Una vez sometido el continente y apoyado en la supuesta superioridad aérea de la Luftwaffe, esta futura invasión comenzó con la Operación Día del Águila, iniciada el 15 de agosto cuando unos 1000 bombarderos y 700 cazas realizaron 2119 operaciones ese día en territorio británico.

Pero como suelo decir, eso es otra historia...


* esto es pura especulación, carezco de datos que puedan confirmar esta gratuita afirmación

Comentarios

  1. Es una gozada el cómo presentas los contras que en toda batalla, de hace dos mil años o de ahora, se producen.

    Y es absolutamente lógico lo que dices. Salvo excepciones, la mayoría de las grandes batallas se han ganado por una CHIRIPA.

    En Maratón, diez mil hóplitas atenienses a pié se enfrentaron a 60.000 persas armados con millones flechas y caballería de guerra, e iban con la conciencia de morir con honor, y resulta que derrotaron a los enemigos y los echaron al mar.

    También en la guerra de España sucedió muchas veces casos similares, al igual que las batallas que citas.

    Estoy deseando leer la continuación del post de hoy.

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  2. Es evidente que en muchas batallas se recurre a la épica pero no debemos olvidar que si unos pocos gana a muchos será más demérito de estos últimos, sí o sí.

    Además, en esto de las batallas está todo inventado, sólo decir que en la guerra de Irak, el general Schwarzkopf, más o menos realizó una estrategia similar a la de Alejandro Magno en la batalla del río Hidaspes (magnífica la cabeza de Alejandro para visualizar la batalla en su conjunto y rectificar sobre la marcha).

    A mí también me gustaría seguir con esto tella, pero no tengo ni idea de cuando podré retomarlo (como la vieja idea del post sobre las bombas nazis lanzadas en Hiroshima y Nagasaki)

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  3. Creo que va a salir un libro si no está ya, aunque yo no lo vi estos días de compras,llamado "Días de Gloria" sobre nuestras viejas y gloriosas hazañas tan despreciadas y obviadas en nuestros planes de estudios, por si te interesa, aunque ya sé que te mola más la II Guerra Mundial.

    A mi también me gusta, aunque no con tanta pasión jeje, y desde luego mis preferencias son para todas aquellas donde zurramos o zurran la badana al Islam, igual no tardando mucho tenemos otra escaramuza porque el enano iraní está más que pesadito...

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  4. Tratándose de temas bélicos le hago tanto a la segunda guerra mundial como a las hazañas españolas Maribel (hay muchos títulos en la editorial EDAF: Naves Mancas, Rincones de historia española, Las reglas del viento, La guerra del turco, Banderas lejanas... todas reflejando lo que fuimos y lo que hicimos).

    Mucha gente con un pasado muchísimo menos glorioso están muchísimo más orgulloso de él, es lo que tiene esa manipulación de la historia y ese complejo apañol.

    En cuanto al enano iraní reconfortó bastante escuchar a un experto militar colaborador de Carlos Herrera que puso la semana pasada en su sitio a éste y a su ejército(?), en resumen venía a decir que con lo que tienen los yanquis allí (acorazados, portaaviones, submarinos, destructores...) los iraníes les duraban 3 cuartos de hora, y no eran especulaciones, aportó datos que no dejaban lugar a dudas. Por no hablar de la que les pueden liar los israelíes.

    En fin, esperemos que para leer literatura bélica tengamos que remontarnos a épocas pasadas, aunque un susto de vez en cuando a todos estos no estaría mal.

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  5. Parece que nos hemos puesto todos el uniforme de combate.
    Los ingleses tuvieron una suerte enorme cuando los nazis no aprovecharon el desórden aliado en Dunkerque para machacar las islas británicas. Algún alto oficial o, tal vez, el mismísimo Hitler, metió la pata en aquellos momentos.

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  6. Ha dado Vd. en el clavo Bwana, Hitler fue quien no quiso acabar con los ingleses, e inclusive no estaba convencido con la invasión británica, admiraba a los ingleses y los respetaba, pensaba que si los dejaba en paz ellos harían lo mismo con Alemania... lástima que estuviese ese enemigo de las dictaduras y amante de la libertad y la democracia, creo que se llamaba Winston Churchill.

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  7. ¡Esto promete! Aunque parezca difícil de creer los pros y contras se seguen dando ... que se lo pregunten a los americanos en Irak, Afganistan y allí donde ahora esten. En pleno siglo XXI fallan las comunicaciones, los pertrechos llegan donde no deben y faltan donde deben y así infinidad de ejemplos aplicables a la tecnología actual que, creo, hacen más dependiente, si cabe, a los ejercitos de factores exteriores.

    En cuanto a Hitler y los ingleses no hay más que rebuscar por ahí los vínculos nazis con la monarquía británica. Menos mal que el abuelo del puro tenía algunos conceptos bien claritos.

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  8. Toda la razón del mundo "último hombre libre" en cuanto a los infiltrados ingleses, empezando por el "consorte" actual, por no hablar de lo bien que le venía a Hitler personajes como Chamberlain y su política de apaciguamiento. Y tampoco debemos olvidar a uno que sólo le faltaba afiliarse al NSDAP, el embajador yanqui en Londres, el papaito del putero JFK.

    En cuanto a la vulnerabilidad de los equipos actuales es mucho más frustrante, millones de dólares de I+D+i a la basura por culpa de un grupo de camellos o una tormenta de arena imprevista.

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  9. Ayer por la hora y las prisas se me olvidó recomendaros una serie que me ha parecido interesante e igual no concéis, se llama HOMELAND, ahora está en VOS. Si tenéis un rato echarle un vistacín.

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  10. Llevo algunas semanas leyendo sobre esa serie, y la ponen como el mejor estreno de los últimos años... de momento, que el actor principal sea el de Life ya es un punto a favor, habrá que pasar por Series Yonkis

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