(Después de la tempestad llega la calma y tras un par de semanas de trabajo a destajo me encuentro hoy con que llevo la mayor parte del día ocioso haciendo este post, uno para desengrasar, a lo mejor otro día le damos algún palo a alguien). He de reconocer que viejuno viejuno no soy, pero tengo los años suficientes como para haber disfrutado en casa con los irrepetibles discos de vinilo, y de pasarme horas enteras rebuscando entre aquellos LP's a 33 rpm o los singles a 45 rpm. Por cierto, por mucha limpieza en el sonido de los cedeses, emepetreses, etc.., NUNCA, repito, NUNCA, podrán mejorar el sonido de un vinilo en un plato. Esa sensación era indescriptible, la de abrir el estuche y ver esas portadas, imaginar cómo sonaría lo que hacía esa gente con esos pelos y esas pintas, pero si para mí es difícil de describir para los jóvenes de hoy en día sería incomprensible, el soporte físico de la música casi ha desaparecido y con la cultura que tienen ya no es que consideren los ...