Del ¿cómo estás hecho? al ¿cómo has muerto? la medicina forense ha avanzado una barbaridad...
La materia prima escaseaba por lo que era práctica habitual el robo de cadáveres de los cementerios (de la que se libraban los cadáveres de las familias más adineradas ya que podían contratar guardias armados que protegiesen las tumbas). Llegó a convertirse en una tarea tan complicada que algunos empresarios "emprendedores" decidieron ahorrarse la parte complicada del trabajo, esa en la que había que ingeniárselas para desenterrar los cuerpos, por lo que optaron por una solución más rápida, asesinaron a 16 personas para vender sus cuerpos a los cirujanos. Este caso conmocionó a la opinión pública inglesa de finales del siglo XIX, y fue conocido como "Los crímenes de Burke y Hare".
Pioneros de la ciencia forense fueron, entre otros, los franceses Ambrose Tardieu con su obra "La pendaison, la estrangulation et la suffocation" (El ahorcamiento, la estrangulación y la asfixia) o la de Paul Brouardel "La pendaison, la estrangulation, la suffocation, la submersion" (El ahorcamiento, la estrangulación, la asfixia, el sumergimiento). A Alexander Lascasagne le debemos el establecimiento de 3 criterios para determinar el momento de la muerte:
rigor mortis - manera y orden en que los músculos se endurecen
livor mortis - palidez de la muerte causada por la "detención" circulatoria
algor mortis - enfriamiento del cadáver y el tiempo que tarda en alcanzar la temperatura ambiental
Si bien más tarde introdujo numerosas variables que podían modificar ese establecimiento en base a los 3 criterios, ampliándolos a la temperatura ambiente, circunstancias de la muerte, la edad o condición física del fallecido entre otras.
En cuanto al meollo de la cuestión en la investigación forense se fueron desarrollando diferentes escuelas de disección, Karl Rokitonski (Viena) ponía al descubierto los órganos internos, diseccionándolos y examinándolos "in situ", dentro del cuerpo. Gohn modificó el de Karl introduciendo un sistema de extracción de órganos en bloques relativos a sus funciones.
Maurice Letulle defendía la variante "en masse" (o "mondongos a gogo") extrayendo los órganos torácicos y abdominales como si formasen un todo, aunque la que en un principio tuvo más predicamento fue la de Rudolf Virchow (Berlín) que extraía y examinaba los órganos por separado.
Las mesas de disección eran planas, sin drenajes ni rebordes por lo que toda la sangre caía al suelo, lleno de serrín para poder barrer posteriormente. Se intentaba utilizar luz natural pues la artificial de la época (velas y lámparas de gas) distorsionaban los colores.
El cuerpo se abría con la clásica incisión de la barbilla al pubis tras un cuidadoso examen externo en el que se anotaban informaciones relativas a las heridas, su dirección o su profundidad. El cráneo se abría con cuchillos, serruchos y escoplos. Se extraían los órganos, músculos, arterias y venas para su estudio y clasificación sistemática. Se realizaban dibujos, se tomaban apuntes y, tras coser el cadáver, éste era devuelto al depósito.
Llegados a este punto retomamos la pregunta inicial y cómo la medicina forense se ha ido aplicando a la investigación criminal...
Hungría, 1882, en el pequeño poblado de Tisza-Ezlar una sirvienta doméstica de fe católica y 14 años de edad había desaparecido mientras realizaba un recado a su patrona. Coincidió en el tiempo con la Pascua judía (al comienzo de la primavera) por lo que no tardó en surgir entre los aldeanos la antigua creencia popular de los asesinatos rituales judíos en los que mataban niños cristianos para hacer la matzá de Pascua con su sangre. Sin tardar mucho corrió como la pólvora la creencia de que habían secuestrado a Esther con ese propósito...
La materia prima escaseaba por lo que era práctica habitual el robo de cadáveres de los cementerios (de la que se libraban los cadáveres de las familias más adineradas ya que podían contratar guardias armados que protegiesen las tumbas). Llegó a convertirse en una tarea tan complicada que algunos empresarios "emprendedores" decidieron ahorrarse la parte complicada del trabajo, esa en la que había que ingeniárselas para desenterrar los cuerpos, por lo que optaron por una solución más rápida, asesinaron a 16 personas para vender sus cuerpos a los cirujanos. Este caso conmocionó a la opinión pública inglesa de finales del siglo XIX, y fue conocido como "Los crímenes de Burke y Hare".
Pioneros de la ciencia forense fueron, entre otros, los franceses Ambrose Tardieu con su obra "La pendaison, la estrangulation et la suffocation" (El ahorcamiento, la estrangulación y la asfixia) o la de Paul Brouardel "La pendaison, la estrangulation, la suffocation, la submersion" (El ahorcamiento, la estrangulación, la asfixia, el sumergimiento). A Alexander Lascasagne le debemos el establecimiento de 3 criterios para determinar el momento de la muerte:
rigor mortis - manera y orden en que los músculos se endurecen
livor mortis - palidez de la muerte causada por la "detención" circulatoria
algor mortis - enfriamiento del cadáver y el tiempo que tarda en alcanzar la temperatura ambiental
Si bien más tarde introdujo numerosas variables que podían modificar ese establecimiento en base a los 3 criterios, ampliándolos a la temperatura ambiente, circunstancias de la muerte, la edad o condición física del fallecido entre otras.
En cuanto al meollo de la cuestión en la investigación forense se fueron desarrollando diferentes escuelas de disección, Karl Rokitonski (Viena) ponía al descubierto los órganos internos, diseccionándolos y examinándolos "in situ", dentro del cuerpo. Gohn modificó el de Karl introduciendo un sistema de extracción de órganos en bloques relativos a sus funciones.
Maurice Letulle defendía la variante "en masse" (o "mondongos a gogo") extrayendo los órganos torácicos y abdominales como si formasen un todo, aunque la que en un principio tuvo más predicamento fue la de Rudolf Virchow (Berlín) que extraía y examinaba los órganos por separado.
Las mesas de disección eran planas, sin drenajes ni rebordes por lo que toda la sangre caía al suelo, lleno de serrín para poder barrer posteriormente. Se intentaba utilizar luz natural pues la artificial de la época (velas y lámparas de gas) distorsionaban los colores.
El cuerpo se abría con la clásica incisión de la barbilla al pubis tras un cuidadoso examen externo en el que se anotaban informaciones relativas a las heridas, su dirección o su profundidad. El cráneo se abría con cuchillos, serruchos y escoplos. Se extraían los órganos, músculos, arterias y venas para su estudio y clasificación sistemática. Se realizaban dibujos, se tomaban apuntes y, tras coser el cadáver, éste era devuelto al depósito.
Llegados a este punto retomamos la pregunta inicial y cómo la medicina forense se ha ido aplicando a la investigación criminal...
¿Cómo has muerto?
Hungría, 1882, en el pequeño poblado de Tisza-Ezlar una sirvienta doméstica de fe católica y 14 años de edad había desaparecido mientras realizaba un recado a su patrona. Coincidió en el tiempo con la Pascua judía (al comienzo de la primavera) por lo que no tardó en surgir entre los aldeanos la antigua creencia popular de los asesinatos rituales judíos en los que mataban niños cristianos para hacer la matzá de Pascua con su sangre. Sin tardar mucho corrió como la pólvora la creencia de que habían secuestrado a Esther con ese propósito...
Reflejas muy bien y con gran documentación la historia de las DISECCIONES de cadaveres, cuyo pionero fue Leonardo.
ResponderEliminarLa Iglesia, hasta el siglo XX avanzado, consideraba tal acción como PROFANACIÓN DE CADAVERES y las leyes penales de los Estados lo secundaban estableciendolo como delito.
A Servet lo quemaron en la hoguera los calvinistas por eso mismo, cuando buscaba el intríngulis del sistema nervioso.
Yo recuerdo que en mi niñez los curas seguían predicando que las incineraciones (que decían se hacían en la India) eran un pecado gordísimo, de Infierno de muchos kilates.
Valerosos medicos y científicos, jugándose el tipo, hacian autopsias en secreto y comprando cadaveres de ahorcados o muertos violentamente.
Felicitaciones por el post.
Con la iglesia hemos topado Tella.
ResponderEliminarEra evidente que había que hacerlo, si no cuando un cirujano abriese no sabría por donde moverse. Todo ahora nos parece muy natural pero hay que valorar cómo se jugaron el tipo esa gente.
Y además mañana concluimos el relato húngaro.
Gracias por sus felicitaciones
¿QUÉ MORBO?
ResponderEliminarMuy interesante el post pero con mucho yuyu. Éso pudiera ser la razón de que ayer, cada vez que intentaba entrar en su blog, se me desconectaba el interné.
ResponderEliminarMamuma, pues si, morbillo, por cierto, vaya horitas, o madrugas mucho o trasnochas...
ResponderEliminarNo lo dude Bwana, los interneses están llenos de misterios
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