Espero que las cenas y comidas navideñas no hayan hecho mella en vuestros privilegiados cerebros y podamos tener un debate de altura como todos los sábados.
Como esta semana no hemos tenido artículos del gran Pablo Molina he osado publicar un artículo sabatino que fomente el debate, vamos allá.
Lo que en un principio os puede sonar a teoría descabellada os resultará tan lógico, evidente e irrefutable al final del post que no podréis salir de vuestro asombro.
Un problema que se repite generación tras generación es el del enfrentamiento "trilateral" padre/hijo/plato de comida, y que en ocasiones ha alcanzado dimensiones épicas. Todo empieza con un simple gesto, colocar el plato de comida delante de la princesa (en mi caso particular, extensible al resto), inmediatamente empiezan las escaramuzas tácticas:
- que si juego con los utensilios de comida
- que si juego con la comida
- que si juego con los utensilios de comida con la comida
- que si juego con los utensilios de comida con la comida y con el gato
- que si intento que el gato se coma mi comida...
y es justo llegados a este punto cuando empiezan las amenazas: come o cobras, vas a cobrar, te voy a dar la del pulpo si no te lo comes todo.
La respuesta a estas amenazas varía entre el pasotismo o directamente la burla, tras lo cual, en el 117% de las ocasiones la contienda terminaba con un sorprendente giro del destino en forma de impacto, del cual no sabemos ni cuando, ni de dónde, ni cómo ha llegado de forma tan rápida y sorprendente. El impacto no es que sea excesivamente potente (es básicamente disuasorio), en una persona adulta equivaldría al ligero y grácil movimiento de una mano colocándose el flequillo pero en un niño se convierte en la "madre de todas las hostias" que obedece a una simple cuestión de proporciones, la mano adulta abarca "groso modo" de la nuca a los mofletes pasando por el cuello, frente y tronco superior, lo que viene a ser casi 1/3 de la superficie corporal.
Esto es ley de vida y es un conocimiento que se transmite de generación en generación, eso sí, el cachete yo personalmente, y por cobardía, todavía no lo he sacado de paseo, básicamente porque la inteligencia de mi hija me sorprende y me hace temer posibles represalias cuando me quede dormido y mi proporcionado, y cincelado por el gimnasio, cuerpo no suponga una amenaza para ella.
En mi corta experiencia como padre ya he experimentado varios enfrentamientos en el campo de batalla, todo empieza, como es lógico, con una leve advertencia, le sigue una advertencia nueva algo más elaborada (con alguna prohibición incluida) que al igual que la primera, con asombrosa tranquilidad es desoída, lo siguiente es ver un padre subiéndose por las paredes y girándole la cabeza 360 grados.
Tas la batalla nos encontramos con un padre más mosqueado que un pavo en nochebuena, la comida intacta en el plato y la niña satisfecha por añadir otra muesca a su revólver.
Pero bueno, cuando uno crece supera estos enfrentamientos cuando se da cuenta que con la edad puedes comer de todo... lo que te de la gana, carne guisada, asada, frita, a la plancha, a la barbacoa, quesos (en todas sus variedades excepto ese que güele como el que se cambia al lado tuyo en el gimnasio y sabes que es candidato al Guiness por el tiempo que esos pies no pasan por el agua), aceitunas con hueso, sin hueso, rellenas, gazpachas, etc... y lo que es más importante, puedes mandar a tomar por el culo con toda tranquilidad las verduras y legumbres.
Vamos a ir finalizando y llegando a la conclusión, quizás un poco precipitada, pero es que vamos a comer y mi mujer y yo tenemos que ir tomando posiciones y estudiar la estrategia del enfrentamiento de hoy.
En resumen, llegados a la edad adulta comprendemos que con un simple cachete en el culo (no necesariamente el tuyo) podemos conseguir que tengamos ganas de COMÉRNOSLO TODO.
AMIGO ISRA
ResponderEliminarNo veo por ninguna parte el video, pero me da igual porque la sustancia del tema la conozco, ya que ahora me enfrento yo a algo parecido con dos nietos.
Mi mujer se pasa la vida, a la hora de que coman, amenazando con guerras nucleares si no comen. Su padre, que es tonto y hace caso a su madre, acompaña las amenazas.
Y yo recibo todas las fostias de ambos porque les digo que ni amenacen ni obliguen a comer a los niños.
Ya comerán cuando tengan hambre.
Me parece una barbaridad hacer funcionar a los niños con amenazas terroríficas.
Cuando el problema es de un niño conmigo, siempre le digo una sola cosa : "Bueno, yo me voy. Allá te las arregles. Mientras sigas así, no voy a estar aquí."
Y problema resuelto, entre otras cosas, porque soy el "SALVADOR" de ellos cuando tienen a los otros dos enemigos al lado.
¡Pero que malo eres! Lo del vídeo parece un tsunami, ¿no? jajajj.
ResponderEliminar"Pero bueno, cuando uno crece supera estos enfrentamientos cuando se da cuenta que con la edad puedes comer de todo... lo que te de la gana"
Bueno.. lo que te pongan. A no ser que te vayas de restaurante, claro. Y por otra parte, a los viejos (como yo) los médicos nos quitan casi todos los placeres de la vida (he dicho "casi todos" jejeej.
Saludos.
!A ver!...!Pequeños monstruitos!...!El que no se coma la sopa, se queda sin cachete!...¿Quién se va a comer la sopa?...
ResponderEliminar-!Yo!...!Yo!..
-!Vale! vale, así me gusta...
Mi bisabuela, en cambio, tenia otra estrategia...Eran los tiempos del hambre, allá por el Pardo, donde trabajaban como guardeses cuando Alfonso XIII..
-!El que se acueste sin cenar, le doy diez céntimos!...!Yo!...Yo! Yo!...
Al dia siguiente, la tropa se levantaba con más hambre que el Buscón de Quevedo o el Lazarillo de Tormes juntos...
-!El que que quiera desayunar me tiene que dar diez centimos!...
-!Yo! !Yo !Yo!...
Y es que, otra cosa no, pero ellos tenian un sentido sencillo y sensato de la educación. !Y sobre todo efectivo!...
Feliz año nuevo, Isra...
Tiene mucha razón cuando, al principio del escrito, dice que no saldremos de nuestro asombro. ¡Es que no había leído un tratado sobre
ResponderEliminarla educación infantil tan preciso!
Se nota que va a enfrentarse al nuevo año con todas las baterías cargadas, lo cual me alegra mucho.
Respecto al cachete a la nalga de la chica, me parece algo excesivo,
aunque supongo sea debido a que al agresor le disgustaban esas bragas tan anticuadas.
Un saludo.
Tella, pues ya lamento que no puedas ver el video del turgente culo y prietas carnes.
ResponderEliminarYo opto siempre por el abandono o el lanzamiento de comida por la ventana, entre mis muchas virtudes no se encuentra la paciencia.
Y en cuant a lo de las amenzas los novatos recurrimos a ellas hasta que nos damos cuenta que no tienen inguna utilidad
Joder Jesús, tú si que eres malo con eso de la reducción calórica a los viejos.
ResponderEliminarYo antes llevaba una dieta muy estricta cuando me pasaba media vida en el gimnasio y ahora rechazo toda aquella comida que baje de 2500 Kcal los 100 gramos, de algo hay que morir, y antes de que lo consiga zp a disgustos...
Charneguet, me apunto lo de los 10 céntimos, me parece brillante, aunque estos monstruitos ya ni valoran los euros, le doy uno para la hucha a mi hija y parece que le molesta tener que ir a meter la puta moneda.
ResponderEliminarDe todos modos me las ingeniaré para "actualizar" la estrategia.
Feliz año nuevo Charne
Bwana, soy un amante de los clásicos y a mí ese modelito rosita me pone bastante más nervioso que los tangas que no dejan nada para la imaginación.
ResponderEliminarPero no me negará que los efectos del cachete sorprenden por lo prieto de las carnes... eso es carne y no lo que echaba mi madre al cocido