A esta entrada la tengo especial cariño, nunca antes mi lado femenino se había manifestado de una forma tan acusada, y todo lo que en mi prosa era procaz se volvió poesía, pasen y lean...
Sólo quiero dejar constancia de un hecho y, en caso de perder la cabeza y agredir a mi vecino, se tengan en cuenta eximentes como la provocación previa y la enajenación mental transitoria, provocadas ambas por un proceso de estrés acumulativo fruto de la reincidencia de EL FARY.
Sólo quiero dejar constancia de un hecho y, en caso de perder la cabeza y agredir a mi vecino, se tengan en cuenta eximentes como la provocación previa y la enajenación mental transitoria, provocadas ambas por un proceso de estrés acumulativo fruto de la reincidencia de EL FARY.
En primer lugar exculpar de todo al gran maestro de maestros, el gran Fary, el auténtico, no es él, es mi vecino al que cariñosamente apodo así por su autóctono y desenfadado look choni, con sus tacones cubanos y su coleta melenuda (es lo que tiene cuando tus vecinos se van y alquilan el piso... que es una lotería), es el gran "pater familias" de la familia GARGAJOSa.
En caso de producirse, como ya he comentado, no sería una agresión gratuita, es fruto de un proceso dilatado en el tiempo, sistemático y propio de mentes perversas que pensé habían desaparecido. Me explico:
Una noche, de casualidad, me desvelé a eso de las 6:00 AM, por no molestar a mis chicas me quedé en la cama sufriendo en silencio, cuando de repente, y favorecido por el silencio sepulcral de esas horas en la que hasta la caida de un alfiler en el edifico de enfrente es escuchado con total nitidez, oigo el despertador del artista a las 6:15 AM.
He de reconocer que en estos casos, una curisosidad morbosa me lleva a concentrarme en las actividades vecinales, para lo cual procedo a aislarme de posibles interferencias sonoras que me impidan "seguir" las andanzas de mi vecino.
Tras finalizar la evacuación de las aguas menores (supuestamente, pues no he oido nada, ni siquiera el pedo mañanero que se escapa con el comienzo de la meada) oigo la cisterna (probablemente, si dispusiésemos de una idéntica en medio del desierto, vendrían todos los marines a socorrer a la poblacion civil tras el seismo de 14 puntos en la escala del Richar) y... COMIENZA EL ESPECTÁCULO.
Todos tenemos algún conocido, familiar y/o amigo experto en eso, ejecutan un golpe seco con la garganta, se aproximan la mucosidad desde el lugar más recóndito de sus infectos pulmones (o del culo) a la base de la lengua para, una vez disponen del gargajo (más conocido como masa gelatinosa o pollo), comenzar a paladearlo, acariciarlo, amoldarlo y aproximárselo a los labios para, de un golpe maestro, seco y certero lanzar el pollastre a DIOS SABE DÓNDE y cuya sonoridad al entrar en contacto con la superficie se asemeja a la explosión contra el suelo de un globo con 150 litros de agua, la primera reacción al oír el impacto es humanamente comprensible: llorar como un niño, salir huyendo y rezar para que el final sea rápido, sin sufrimientos innecesarios.
No obstante hay variaciones en la ejecución de este grácil movimiento, si bien, mucho más peligrosas, como aquella en la que la aproximación y lanzamiento se producen sin solución de continuidad ya que se prescinde de un paso que no debe saltarse nunca, mantener la boca cerrada, y evitar con ello un escape anticipado del proyectil, puesto que se pierde la ventaja del factor sorpresa, convirtiéndose en un fallido lanzamiento discrecional, es decir, ya no va donde tú quieres sino a un lugar desconocido en 15/20 metros a la redonda, lo que se conoce como el "pollo enloquecido" o "pollo sin cabeza" (por si se la vuelas a algún despistado que pasaba por allí). Es fácil de identificar este pollo pues, si bien no todo el mundo está capacitado para su fabricación y uso, casi todos han tenido entre sus manos el "moco blandiblú", viscoso, pegajoso, similar a esa masa de resposteria que eres incapaz de despegar y que sólo lo consigues uniendo fuerza y maestría y lanzando un golpe certero en el que, graciosamente, se conjuntan deslumbrantes giros de muñeca, codo y hombro en una sinfonía siniestra a la vez que efectiva.
Sí querría hacer una matizacion al respecto de este moco blandiblú similar al pollo enloquecido, no se debe confundir nunca con el "moco mojama" o "moco seco", ése que suele estar alojado en las profundidades nasales, cercanas al cerebro y cuya extracción, en el 115% de los casos, conlleva arrastre y succión de masa encefálica.
Una vez hechas todas estas aclaraciones pertinentes, y para no desviarnos del tema que nos ocupa, retomamos el relato. Dejamos al vecino con el pollo sanguinolento en la comisura de los labios y quien tras una maniobra envolvente con la lenga que lo situa en la rampa de lanzamiento se produce éste, con los consiguientes daños colaterales del pollo matutino, no sólo provocado por su desproporcionado volumen (incomprensible viendo la famélica y enclenque "percha" del individuo) sino, y sobre todo, por su composición.
Tras el impacto sabes que la estructura del edificio tienen la horas contadas, ahora es vulnerable, bien porque la fuerza del propio impacto provoque la caida del mismo, bien porque su composición corrosiva vaya erosionando lentamente su estructura hasta su desplome.
Mi vecino cumple todos estos requisitos a rajatabla, con el agravante añadido de que este "don" va minando su, de por sí, deteriorada salud, y lo sé no porque sea médico y le haya hecho un chequeo, no, es simplemente porque al oirle en su orgía de gargajos y esputos sabes que en cada ataque pollero se le va parte de su paquete intestinal con tropezones de sus pulmones afectados de necrosis. Estoy convencido de que, siendo consciente como es de su estado, quiere que le acompañe en su último viaje por el aprecio que me tiene. Si no no entiendo su depurada y maquiavélica técnica.
Para que no me pierda ninguno de sus espectáculos mañaneros y evitar que pueda dormirme, descansar y perderme ese aquelarre, tras la micción matutina deja caer la tapa del váter ostensiblemente (creo que se engancha de la alcachofa de la ducha boca abajo, desplegando a tal efecto unas uñas dignas de aves depredadoras de otras épocas, para desde ahí, lanzar la tapa), una vez despierto (él lo sabe, no sé cómo pero lo sabe) comienza el espectáculo dantesco durante un par de minutos (horribles e interminables) en los que en alguna ocasión, por sus gritos, espasmos y gargajos, creo que ha llegado a aderezar con alguna de sus botas de tacón cubano sus pollos inmundos.
Tras ese horrible espectáculo abandona el baño (como si nada, el cabrón), y se va a trabajar... y yo ya no puedo dormir más, cierro los ojos y veo cómo esputos sanguinolentos pretenden estrangularme con el paquete intestinal perdido en el pasillo por mi vecino.
De todos modos debe ser algo genético, no es el único artista de la familia, su encantadora mamá (calculo que rondará los 80 años) una mañana quiso acompañar al hijo y me ofrecieron un dueto grotesco digno de mención y que todavía me pone la piel de gallina al recordarlo... la vieja se agarraba a la cama para que el señor no se la llevase esa misma mañana (qué gritos, qué alaridos, qué gruñidos...), entre regurgitaciones, espumarajos, espasmos, gargajos y esputos nauseabundos y fétidos, convencido estoy, echó las dos zapatillas y parte de la bata entre los esputos arrojados.
Y poco más señor juez, yo no quería pero la voz me repetía una y otra vez: "mátalos, mátalos...'
Lo siento Isra,pero ya sabes: Cuando uno compra una vivienda, en el precio le vienes sus vecinos ,
ResponderEliminarpor desgracia.
No te extrañan tus pensamientos
Ni Agatha Christie hubiera sido capaz de comenzar una de sus novelas negras mejor.
ResponderEliminarPero como soy "mu sensible" a todas esas porquerías que relatas, no tengo capacidad para seguir tus pasos, amigo del Cine de Terror.
Creo que le encantaría a la que veía la Luz, aquella Guerrera porrera follacuras.
Quien tiene un vecino así Mamuma tiene un tesoro, al menos si te lo tomas con humor... de momento de la garganta está mejor, pero sigue entrenando para el lanzamiento de tapas.
ResponderEliminarMe consta, y en teoría debería estar curado de espanto con esos melenudos que habitan su hermosa población. Me agrada comprobar que a primera hora de la maña tiene intacta y en plena forma su capacidad de ir haciendo amigos (amigas en este caso).
ResponderEliminarMire usted ( que dicen los marianos), una cosa es tener a la vista a las guarras y guarros batasunos circulando, y muy otra leer, con el grafismo que vuesa merced hace gala y maestría, esa sucesión de cochinadas y que al leerlas se las imagina uno tal como si estuviera al lado de ese vecino Fary.
ResponderEliminarNo tengo estómago para eso.
Mi capscidad de hacer o mantener amigos está en relación directa con la misma sensación : la que me producen algunos o algunas cuando abren la boca o usan el ordenata. No lo puedo cambiar porque va en los genes : al pan, pain, y al vino, vein, aunque al queso lo llamo fromage.
Fromage, exquisita palabra de sonido sugerente, y es que siempre he dicho que el idioma más bonito es el gabacho, por no decir que son el paraíso de los quesos.
ResponderEliminarLo que me sorprendía de su "amiga" era la capacidad para recibir cada vez que asomaba su cabecita, yo creo que equivocó su carrera, en lugar de bloguera debería haber sido "sparring".
¡JODER, JODER Y REQUETEJODERRRRR!
ResponderEliminarMe acabas de volver el estómago hacia su envés. ¡Qué asquerosidad!
Pero hijo mío, ¿tú dónde vives para tener esos vecinos?
Ahora bien, he de reconocerte la habilidad descriptiva, madre mía qué facilidad para contar una guarrería tan espeluznante y hacer que nos la imaginemos casi sin esfuerzo.
Te felicito a pesar de las naúseas olvidadas por mí desde el último embarazo.
Ah, te agradezco que hayas empleado tu lado femenino para el relato, de no haber sido así, ahora estaría recogiendo los vómitos de mi rinconcillo, jeje.
Por cierto, MUCHO HAS TARDADO EN MATARLOS.
De eso se trata Elena, de que veáis el esputo verde y viscoso sin necesidad de usar mucho la imaginación.
ResponderEliminarMe gusta compartir.
Hija, no me eches nada en ese rinconcito que lo tienes mu majo.
Besitos y una fregona.
juer isra, casi echo las rabas...la verdad es que en estas casas modernas se oye todito, yo años ha tuve un vecino gargajero de esos y no me dormía hasta que se escuchaba el último "chirrin, chirrin" de su última meadica...en fín, no se te puede reprochar, pido la libre absolución (ahora te pasas por el blog de Doramas de Gran Canaria y me cuentas, que ya me habéis jorobado la digestión entre ambos dos)
ResponderEliminarYa me sabe mal Maribel, nada más lejos de mi intención (jejeje, miento más que zp).
ResponderEliminarEsa gente no merece vivir.
...y ésto no lo habías contado ya...???. Me suena, "Isra"...
ResponderEliminar...me suena pero lo he vuelto a vivir otra vez, como aquella primera vez. El helado que tenía entre mis manos ha ido a parar al cubo de la basura, porque entre los esputos verdes y viscosos y el fromage del maestro "Tella", mi estómago ha liado un tótum revolotum dentro, difícil de digerir, así que he preferido desperdiciar mi exquisito helado por que la verdad sea dicha, que ni "palante", ni "patrás", cabroncete!!!!.
Me acordé de un abuelete que no se conformaba con echarlos, si no que además, se entretenía en pisarlos. Manchas verdes y huellas viscosas por todos lados. Me daba el día. La tarde-noche me la diste tú.
Ha sido una verdadera asquerosidad volver por aquí.
Un beso, chaval!!!!. Un abrazo.
UN PLACER!.
Querida (y observadora) Lola, llevas razón, esta semana tiro de hemeroteca porque con los calores estoy muy vago.
ResponderEliminarPisarlos tiene un riesgo, la viscosidad puede provocar que resbales, con la mala fortuna de caer encima y comértelo.
Un placer verte de nuevo por aquí