Y es que no me se entra en la cabeza, por eso, señor Montoro, ¡me lo explique!.
Soy una persona muy maniática y especialita a la hora de hacer la compra, que si los frescos en un supermercado, que si la frutería y charcutería en otro, que si la leche me gusta de allí pero la carne de allá, en fin, un follón, y si hay algo que decide el dónde comprar no es la pasta, es que me guste.
El hecho de que no me dedique a comparar precios y buscar dónde está eso que me gusta más barato ha hecho (bueno, hizo) que no prestase mucha atención hasta que curiosamente me di cuenta de cómo nos vacilan, engañan y estafan a los consumidores estos centros de habituallamiento.
Hace algunos años despertome la curiosidad un acontecimiento, acontecimiento al que llamé el extraño caso del croisant de oro, me explico. Solía solazarme las tardes de otoño (y de verano, y de invierno y de primavera) con un cafelito y unos croisantitos del Ahorramas, bien, por aquella época la bolsa contenía cuatro unidades al módico precio de 1 euro, pero hete aquí que de repente, por un croisant más (una oferta que llevaba un reclamo desporporcionado al realmente ofrecido) te soplaban 1,50, es decir, por un incremento del precio del 50% te ofrecían tan solo un 25% más de producto (algo similar a otro extraño caso también denunciado en este blog, el extraño caso del café de la máquina del curro. La conclusión que saqué es que me comía el croisant de oro, ese quinto croisant exquisito y especial que encarecía de tal modo el producto. Vale, te dices, vamos a seguir comprándolo, total, cuando voy a por la fruta y la charcutería los hijoputas de la panadería están justo al lado y la tentación me puede, así hasta que hace poco se repitió la misma hstoria, otro croisantito más, ahora a 2 euros, pero abróchense los cinturones queridos lectores, oh la la, según reza la oferta son ... ¡¡croissants hechos con mantequilla!!, así, con dos cojones y un palito, y yo que pensaba que la base de ese exquisito manjar era precisamente ese poco calórico componente.
Decidido, ya no compro más croissants allí, y probablemente eso me lleve a buscar alternativas al resto de productos... por no hablar de que sus cajeras, son, con toda probabilidad, las más bordes del sector.
Los extraños sucesos no ocurren únicamente en el Ahorramas, también suceden en el Carreful, donde hace tiempo que me niego a ir a comprar, primero porque te obligan a recorrerte toda la puta galería comercial hasta que pasas por la entrada que está A TOMAR POR CULO, también es verdad que estaba un poquito hasta los güebos de hacer siempre la compra en la hora de descanso de los reponedores y encontrarme las estanterías vacías, por no hablar de las cajas de diversos productos abiertas y a medio terminar (sobre todos las de galletas que le compraba a mi hija). Por mi dieta especial que requiere mantener fibroso y espectacular mi cuerpo tengo que darle proteinas suficientes y una fuente rica de estos nutrientes la encuentro en el atún, rico rico, con pasta, en burritos, con pimientos, etc. Pues bien, al ser un producto al que le hacía un marcaje especial empecé a soprenderme por lo que llamaremos el extraño caso de la lata de atún, un mercado muy fluctuante, algo así como el NASDAQ hasta arriba de speed, y es que la misma lata podía duplicar su precio desde que la cogía de la estantería hasta que llegaba a la caja. La paranoia fue tal que hubo ocasiones en que no sabía si un kilo de atún por 650 euros era un ganga o si llevarme media tonelada por 60 céntimos había sido un pesímo negocio.
Conclusión, a mi no me ven por allí más.
Bien, ya nos hemos cerrado las puertas del Carreful y del Ahorramas (y ya tenemos cerradas las del Corte Inglés... nunca me gustó lo de te cobro el doble porque yo lo valgo, un ejemplo, disco duro externo multimedia de 1 Tb, en el tirtinglés 389 euracos, sin cable HDMI, en Amazon el mismo con cable HDMI por 175 euros, por no hablar de que 3 veces estuve esperando 10 minutos en la sección de informática a que alguien me atendiese para pillar una tablet y me fui a dejarme los 500 euracos en otra parte)
Pero la última que me ha ocurrido y que ha sido la que me ha hecho exorcicar mis demonios (y que pronto daremos forma al porqué de mi pregunta a Montoro) ha sido la de Mercadona, y es una pena que tenga que dejar de ir allí también, han abierto una nueva sección de bollerida/panadería ciertamente exquisita, pero es que yo aplico una máxima, hazme ciento fállame una no me has hecho ninguna.
Al lio, veamos el extraño caso de las patatas fritas para horno. Las patatas fritas me gustan al horno, todo el sabor y mucha menos grasa que fritas en la sartén, bien, había llegado el punto en el que la compra allí la podía hacer con los ojos cerrados, todo siempre en su sitio (mira que me jode, sobre todo en el carreful, cuando te ponen todo patas arriba y tengo que pasar 5 veces por el mismo pasillo hasta que encuentro lo que quiero), llego a la sección de congelados, veo que están las patatas de horno, pero hay dos cosas que me despistan, el hecho de que te pongan muy grande eso de oferta (tienen el mismo precio de siempre) y el envase es diferente, bueno, me digo, se les habrá ido la pinza, cojo la bolsa y la echo al carro, y es justo en ese momento cuando me doy cuenta de que he entrenado muy fuerte en el gimnasio, la bolsa me pesa mucho menos... llego a casa y cuando voy a guardar la compra me fijo que la bolsa en lugar de ser de un kilo es de 750 g. y me acuerdo del croisant de oro, por el mismo precio 25% menos de producto, OFERTÓN.
Suma y sigue, aunque ahora vamos a dejar el sector alimentario y nos iremos al de los combustibles con el extraño caso del depósito sin fondo. Es cierto que hace tiempo el depósito del coche lo llenaba con 50 euros, bien, no utilizo mucho el coche, tiro más de transporte público, tanto es así que un día fui a echar gasolina y no recordaba como se abría la tapa del depósito, pues bien, no hace mucho me dije, venga va, échale 50 euros, voy a la caja y pago (pagar más y servirte tú... cojonudo, pronto nos meterán en la cocina de los restaurantes a prepararnos la comida), me pongo mis guantes, agarro el surtidor y le doy al temita, un rato muy breve, lo cual me hizo sospechar. Me meto en el coche, arranco y me voy, según estoy llegando a casa me da por mirar el nivel de combustible y veo la flechita y... paro el cohe y me bajo corriendo para buscar el agujero del depósito, me tranquilizo, está todo bien, no hay agujeros ni he perdido líquido, lo cual me preocupa, lo mismo le he metido el surtidor por el culo a alguno que pasaba por allí y no ha caído nada en el depósito, pero no, es que aunque digan lo contrario en el telediario, la gasolina ha subido un güebo.
Pero no acaba ahí la cosa, viene el recibo de la electricidad y ¡¡ZAS, EN TODA LA BOCA!!, llega el año nuevo y el abono del tren y ¡¡ZAS, EN TODA LA BOCA!!, llega el recibo del gas y ¡¡ZAS, EN TODA LA BOCA!!, y faltan por venir de visita a casa el IBI, el seguro del coche, el seguro de la casa, el impuesto de circulación, etc.
Finalmente, y vamos concluyendo, llega la nómina de enero, NO SE HA MOVIDO, y es que resulta que el IPC ha subido SÓLO un 0,3%, entonces es cuando me hago yo esa pregunta:
Menos mal que al menos han eliminado las CCAA, los coches oficiales, las Diputaciones, la mitad de la Administración, etc... porque si no me temo que además de todo lo anterior nos regalarán un mordisquito más al IRPF y al IVA, que al, al fin y al cabo, son dos gilipolleces de impuestos que nos nos afectan en nada.
Pues eso, que todo sube (mucho) pero estamos a un paso de la deflación... CON DOS COJONAZOS
Soy una persona muy maniática y especialita a la hora de hacer la compra, que si los frescos en un supermercado, que si la frutería y charcutería en otro, que si la leche me gusta de allí pero la carne de allá, en fin, un follón, y si hay algo que decide el dónde comprar no es la pasta, es que me guste.
El hecho de que no me dedique a comparar precios y buscar dónde está eso que me gusta más barato ha hecho (bueno, hizo) que no prestase mucha atención hasta que curiosamente me di cuenta de cómo nos vacilan, engañan y estafan a los consumidores estos centros de habituallamiento.
Hace algunos años despertome la curiosidad un acontecimiento, acontecimiento al que llamé el extraño caso del croisant de oro, me explico. Solía solazarme las tardes de otoño (y de verano, y de invierno y de primavera) con un cafelito y unos croisantitos del Ahorramas, bien, por aquella época la bolsa contenía cuatro unidades al módico precio de 1 euro, pero hete aquí que de repente, por un croisant más (una oferta que llevaba un reclamo desporporcionado al realmente ofrecido) te soplaban 1,50, es decir, por un incremento del precio del 50% te ofrecían tan solo un 25% más de producto (algo similar a otro extraño caso también denunciado en este blog, el extraño caso del café de la máquina del curro. La conclusión que saqué es que me comía el croisant de oro, ese quinto croisant exquisito y especial que encarecía de tal modo el producto. Vale, te dices, vamos a seguir comprándolo, total, cuando voy a por la fruta y la charcutería los hijoputas de la panadería están justo al lado y la tentación me puede, así hasta que hace poco se repitió la misma hstoria, otro croisantito más, ahora a 2 euros, pero abróchense los cinturones queridos lectores, oh la la, según reza la oferta son ... ¡¡croissants hechos con mantequilla!!, así, con dos cojones y un palito, y yo que pensaba que la base de ese exquisito manjar era precisamente ese poco calórico componente.
Decidido, ya no compro más croissants allí, y probablemente eso me lleve a buscar alternativas al resto de productos... por no hablar de que sus cajeras, son, con toda probabilidad, las más bordes del sector.
Los extraños sucesos no ocurren únicamente en el Ahorramas, también suceden en el Carreful, donde hace tiempo que me niego a ir a comprar, primero porque te obligan a recorrerte toda la puta galería comercial hasta que pasas por la entrada que está A TOMAR POR CULO, también es verdad que estaba un poquito hasta los güebos de hacer siempre la compra en la hora de descanso de los reponedores y encontrarme las estanterías vacías, por no hablar de las cajas de diversos productos abiertas y a medio terminar (sobre todos las de galletas que le compraba a mi hija). Por mi dieta especial que requiere mantener fibroso y espectacular mi cuerpo tengo que darle proteinas suficientes y una fuente rica de estos nutrientes la encuentro en el atún, rico rico, con pasta, en burritos, con pimientos, etc. Pues bien, al ser un producto al que le hacía un marcaje especial empecé a soprenderme por lo que llamaremos el extraño caso de la lata de atún, un mercado muy fluctuante, algo así como el NASDAQ hasta arriba de speed, y es que la misma lata podía duplicar su precio desde que la cogía de la estantería hasta que llegaba a la caja. La paranoia fue tal que hubo ocasiones en que no sabía si un kilo de atún por 650 euros era un ganga o si llevarme media tonelada por 60 céntimos había sido un pesímo negocio.
Conclusión, a mi no me ven por allí más.
Bien, ya nos hemos cerrado las puertas del Carreful y del Ahorramas (y ya tenemos cerradas las del Corte Inglés... nunca me gustó lo de te cobro el doble porque yo lo valgo, un ejemplo, disco duro externo multimedia de 1 Tb, en el tirtinglés 389 euracos, sin cable HDMI, en Amazon el mismo con cable HDMI por 175 euros, por no hablar de que 3 veces estuve esperando 10 minutos en la sección de informática a que alguien me atendiese para pillar una tablet y me fui a dejarme los 500 euracos en otra parte)
Pero la última que me ha ocurrido y que ha sido la que me ha hecho exorcicar mis demonios (y que pronto daremos forma al porqué de mi pregunta a Montoro) ha sido la de Mercadona, y es una pena que tenga que dejar de ir allí también, han abierto una nueva sección de bollerida/panadería ciertamente exquisita, pero es que yo aplico una máxima, hazme ciento fállame una no me has hecho ninguna.
Al lio, veamos el extraño caso de las patatas fritas para horno. Las patatas fritas me gustan al horno, todo el sabor y mucha menos grasa que fritas en la sartén, bien, había llegado el punto en el que la compra allí la podía hacer con los ojos cerrados, todo siempre en su sitio (mira que me jode, sobre todo en el carreful, cuando te ponen todo patas arriba y tengo que pasar 5 veces por el mismo pasillo hasta que encuentro lo que quiero), llego a la sección de congelados, veo que están las patatas de horno, pero hay dos cosas que me despistan, el hecho de que te pongan muy grande eso de oferta (tienen el mismo precio de siempre) y el envase es diferente, bueno, me digo, se les habrá ido la pinza, cojo la bolsa y la echo al carro, y es justo en ese momento cuando me doy cuenta de que he entrenado muy fuerte en el gimnasio, la bolsa me pesa mucho menos... llego a casa y cuando voy a guardar la compra me fijo que la bolsa en lugar de ser de un kilo es de 750 g. y me acuerdo del croisant de oro, por el mismo precio 25% menos de producto, OFERTÓN.
Suma y sigue, aunque ahora vamos a dejar el sector alimentario y nos iremos al de los combustibles con el extraño caso del depósito sin fondo. Es cierto que hace tiempo el depósito del coche lo llenaba con 50 euros, bien, no utilizo mucho el coche, tiro más de transporte público, tanto es así que un día fui a echar gasolina y no recordaba como se abría la tapa del depósito, pues bien, no hace mucho me dije, venga va, échale 50 euros, voy a la caja y pago (pagar más y servirte tú... cojonudo, pronto nos meterán en la cocina de los restaurantes a prepararnos la comida), me pongo mis guantes, agarro el surtidor y le doy al temita, un rato muy breve, lo cual me hizo sospechar. Me meto en el coche, arranco y me voy, según estoy llegando a casa me da por mirar el nivel de combustible y veo la flechita y... paro el cohe y me bajo corriendo para buscar el agujero del depósito, me tranquilizo, está todo bien, no hay agujeros ni he perdido líquido, lo cual me preocupa, lo mismo le he metido el surtidor por el culo a alguno que pasaba por allí y no ha caído nada en el depósito, pero no, es que aunque digan lo contrario en el telediario, la gasolina ha subido un güebo.
Pero no acaba ahí la cosa, viene el recibo de la electricidad y ¡¡ZAS, EN TODA LA BOCA!!, llega el año nuevo y el abono del tren y ¡¡ZAS, EN TODA LA BOCA!!, llega el recibo del gas y ¡¡ZAS, EN TODA LA BOCA!!, y faltan por venir de visita a casa el IBI, el seguro del coche, el seguro de la casa, el impuesto de circulación, etc.
Finalmente, y vamos concluyendo, llega la nómina de enero, NO SE HA MOVIDO, y es que resulta que el IPC ha subido SÓLO un 0,3%, entonces es cuando me hago yo esa pregunta:
¿Montoro y compañía son todos unos hijos de la gran puta?
Menos mal que al menos han eliminado las CCAA, los coches oficiales, las Diputaciones, la mitad de la Administración, etc... porque si no me temo que además de todo lo anterior nos regalarán un mordisquito más al IRPF y al IVA, que al, al fin y al cabo, son dos gilipolleces de impuestos que nos nos afectan en nada.
Pues eso, que todo sube (mucho) pero estamos a un paso de la deflación... CON DOS COJONAZOS
Totalmente certificado Montoro y Cía son hijos de una grandisisisisisisisisma puta.
ResponderEliminarTremendo. Hoy estás que te sales y debe de ser efecto de alguna pesa de más que has hecho a la madrugada. Y lo gordo del caso es que todo lo que cuentas es absolutamente cierto. Sin vueltas ni posibilidad de escape. Se te ha olvidado recordar un detalle muy frecuente en los Hipers : que los yogoures, quesos frescos, y demás lacteos ponen fecha de caducidad en el mismo día en que los compras, de forma que si te llevas género para semana puedes ir tirando casi todo cuando llegas a casa.
ResponderEliminarLos comerciantes se defienden de Montorín timándonos a todos los compradores o consumidores, al igual que los suministradores de energias y los recaudadores de impuestos municipales.
Menos mal que nos queda AGOSTO para ir disfrutando de no hacer nada de nada : ni comprar.
Responderé escuetamente a tu pregunta: SÍ.
ResponderEliminarPandilla de hijos de puta que nos toman por gilipollas y pretenden engañarnos como a chinos, mintiéndonos con descaro mientras se parten de risa en las cubiertas de sus yates, conseguidos con el sudor de nuestra frente.
Y mejor no hablar del precio de la luz o de las telecomunicaciones, estafas monumentales.
Puestos a robarnos, que tengan la decencia de hacerlo con la recortada en la mano y por derecho, en lugar de usar las triquiñuelas que les proporciona el BOE, que les permiten salir impunes de sus mangancias.
Esto nos ocurre por votar a los de siempre, castaza corrupta y miserable siempre pendiente de enriquecerse ellos y sus amigos, dejando a los pies de los caballos al sufrido y sufridor pueblo español.
Sí sí Mamuma, pero Montoro el que más
ResponderEliminarEfectivamente Tella, nos toman por gilipollas, nos cobran más por echarnos nosotros la gasolina, nos cobran por las putas bolsas de plásticos... por no hablar de la diferencia de los precios de los productos en origen y los que marcan en las estantería del supermercado.
ResponderEliminarY ni tan siquiera nos queda agosto... y sabes que yo odio el puto verano (aunque en territorio comanche sea más fresquito que en la capital del reino)
Has tocado un temita que se me había pasado Aspi... los precios del internet y cosas varias. De escándalo el servicio ofrecido y el precio robado, por ahí fuera pagan 5 ó 6 veces menos y tienen conexiones 10 ó 20 veces superiores.
ResponderEliminarTe noto moderado, se ve que a ti también te está pegando bocaditos Montoro.