Aunque sea una actividad económica que puede aportar un complemento a las maltrechas economías españolas le veo un gran inconveniente, parte implicada en el proceso es la universidad, pero ésta debe cumplir un requisito importante, ser de prestigio, aunque bien visto no está tampoco mal, como no hay ninguna en "estepaís" tendremos que salir fuera, aprender idiomas y conocer otros mundos que están en éste.
Un pequeño detalle, para este trabajo hacen falta poquísimos escrúpulos así que si no tienes carnet sociata ya te puedes ir dedicando al petit point.
Remontémonos a la Escocia del siglo XIX y situémonos en la Universidad de Edimburgo (espectacular muchachitos de la LOGSE, Edimburgo no sólo está en Escocia sino que además es su capital, y la capital es ese sitio al que van los guarros a protestar cuando se aburren de hacer el gilipollas en edificios ocupados ilegalmente). Como decíamos, la universidad de Edimburgo, especialmente su facultad de medicina, por aquél entonces gozaba de gran prestigio internacional gracias a los avances que había logrado y el alto grado de preparación. Como casi todo el mundo sabe en estas facultades, para poder investigar y avanzar en medicina, no les quedaba otra que cortar en trocitos los cadáveres que puntualmente caían en sus instalaciones, materia prima que no es que fuese abundante pero sí suficiente, suficiente hasta 1815.
Todo se desarrollaba desde la más absoluta legalidad abasteciendo la facultad con los cadáveres de los ajusticiados, pero claro, en 1815 se modifica el Código Sangriento (que gran nombre) y poco a poco ese número de ajusticiados se reduce hasta el número de 5 en 1861, cuando esa cifra había llegado a los 225 en 1815.
Y ese gran nombre merece una parada. El Código Sangriento estaba vigente desde el siglo XV, aunque fue en el XIX cuando pasó a ser conocido popurlamente como "bloody code". Recogía un total de 225 delitos castigados con la muerte, apuntemos que era un época en la que todavía no había policía (leer este magnífico post que dediqué al respecto) y se pensaba que el método de las ejecuciones era el único que podía persuadir a las personas de cometer delitos. Entre lo que te podía llevar a la horca teníamos:
- talar árboles jóvenes
- robar ganado
- robar cinco chelines (unos 30 euros)
- ir por la noche con la cara tapada o ennegrecida (se presuponía que se era un ladrón)
- cazar furtivamente
- falsificación
- robar una madriguera de conejos
- dañar el puente de Westminster
- incendio provocado
- ocultar un niño muerto una madre soltera
- robar correspondencia
- deteriorar una carretera pública
- escribir una carta de amenazas
- estar en compañía de los gitanos un mes
- evidencia fuerte de la maldad de un niño de entre 7 y 14 años de edad, etc...
Y no había ningún tipo de miramientos, el 28 de septiembre de 1708 fueron colgados los hermanos Michel y Ann Hammond (de 7 y 11 años respectivamente) acusados de robo. Aunque no todo era matarile, otros corrían mejor suerte, como John Walker, quien en 1874 fue condenado a 7 años de trabajos forzados por robar unas cebollas, o Sarah Douglas en 1791, una anciana de 63 años condenada a 7 años de exilio por robar un mantel.
Llegados a este punto pienso en los clásicos, ¿por qué?, hombre, pues por aquello del término medio, ni tanto ni tan poco, porque es que aquí, hoy, salen de rositas verdaderos hijos de puta y sinvergüenzas de libro. Si no al pie de la letra si recomendaría a jueces y fiscales, especialmente al fiscal del estado, perdón, al fiscal del gobierno, las palabras del Honorable Eduard Law, Presidente del Tribunal Supremo de Inglaterra (1802), "...las personas que cometen crímenes son pecadores, perezosos o codiciosos y no merecen misericordia...". Amén.
Y volvamos a Edimburgo, allí nos encontramos con nuestros amigos Burke (William) y Hare (William).
El primero emigró a Escocia desde su natal Umey (Ulster, Irlanda) en 1817, dejando en casa a su mujer y dos hijos. Allí se encontró con Hare, también del Ulster y emigrante con destino a Escocia. Tras probar fortuna en diversos trabajos el azar quiso que coincidiesen en el hostal de Margaret Laid, en Tanner's Corner. Allí, otro inquilino, un viejo pensionista de la armada, murió de muerte natural, éste debía 4 libras a Hare (realmente a su compañera sentimental, Margaret) y para recuperar ese dinero decidieron quedarse con el cuerpo y llenar el ataúd de tierra para no levantar sospechas en día del entierro. A través de un estudiante de medicina contactaron con el Dr. Robert Knox, quien les compró el cuerpo por 7 libras y 10 chelines.
Bobby, sepamos quien era Robert Knox (no confundir con el pelirrojo feo de Harry Potter). Fue un reputado zoólogo, anatomista y cirujano escocés, siendo el profesor más reputado de la Universidad, hasta que se cruzó con Burke y Hare. Fue un adelantado a su época ya que antes de inventarse era militante del pp, algo que cae por su propio peso al considerarse sus ideas sobre antropología y etnología racistas.
Retomemos las andanzas del dúo dinámico.
La siguiente víctima fue Joseph el Molinero, otro inquilino enfermo (y aquí vemos en qué puede consistir la ley de eutanasia que buscan los sociatas... mientras el país se hunde ellos a sus ingenierías sociales). Le dieron un muerte digna, al fin y al cabo le dieron una última fiesta, emborrachándolo con whisky y asfixiándolo. Aquí comenzaron a perfeccionar su método, tan sencillo como eficaz, introduciendo los dedos índice y corazón en los respectivos orificios nasales mientras con el pulgar, situado debajo de la barbilla, impedían que abriese la boca. Lógicamente, si no sabían respirar por el culo, morían fijo.
Desgraciadamente no todos los inquilinos gozaban de precaria salud por lo que se vieron obligados a salir a buscar trabajo fuera de casa, en total fueron 17 víctimas, de las que cobraron una media de 9 libras.
El final, como es lógico, no fue muy brillante, aunque los distintos implicados corrieron suertes diferentes. Burke fue colgado y diseccionado públicamente en la universidad de sus amores, Edimburgo, Hare obtuvo inmunidad a cambio de la cabeza de su amigo, todo en 1829. Mc Dougall, compañera sentimental de Burke, regresó a su casa sin cargos, al igual que Margaret. Knox no fue acusado, aunque su imagen y carrera se deterioraron un poco.
Joder, tanta charla y casi lo olvido, nunca llegará al nivel de Un hombre lobo americano en Londres, pero no os perdáis la peli de John Landis sobre estos personajes.
Unas hermanitas de la Caridad.
ResponderEliminarEl relato es buenísimo pero hasta una hora después de leerlo no he caído en la cuenta de cual es ese tipo de trabajo que preconizas para evitar parados.
ResponderEliminarLo cierto es que, tal como detallas, los british eran muy suyos en eso de ahorcar al gentío y les daba lo mismo uno de 7 años que de 77 años, o que hubieran asesinado a 15 bebedores de cerveza o que robaran una manzana.
Lo de la disección de cadaveres para investigación era delictivo en toda Europa hasta el siglo XX, ya que lo consideraban "Profanación de cuerpos" y unicamente lo permitían en Inglaterra con cadaveres de condenados a muerte.
A los de Complutum que se les moría un pariente los metian en cajas de hierro con candado para que los ladrones de cadaveres que luego vendían a médicos diseccionadores, no se llevaran todo muerto que cayera en sus manos.
Realmente interesantísimo hijo mío, sin embargo resulta más discreto y eficaz el método de H.Lecter, a mi modo de ver.
ResponderEliminarEs casi lo único que les queda por hacernos a los sociatas y se notaría mogollón en las colas del INEM.
Un apasionante relato que he leído con interés. Es curioso que John Walker, después de estar preso por robar cebollas, tuviera tanto éxito con la producción de whinky.
ResponderEliminarPues el asesinato per dedazo nasal tenía que ser de los más repugnante, aunque parece que bastante eficaz. Dos tíos emprendedores estos dos...
ResponderEliminarEn el fondo sí Mamuma, muy en el fondo, jejejeje
ResponderEliminarAmigo Tella, los de Complutvm no morimos, somos eternos, cuasi seres mitológicos.... excepto algún gañán de ADN corrupto.
ResponderEliminarEn fin, ya sabemos todos que los ingleses se beben 25 litros de cerveza de un trago y luego la lían parda.
Espérate al 20N o un par de días antes Maribel... lo mismo los 192 parados de Atocha se quedan en nada...
ResponderEliminarYa ve Bwana, nada como estar ocioso para tener buenas ideas (y sí, la excepción es nuestro ZP)
ResponderEliminarHecha esa observación Carolvs me aterra pensar en la posibilidad del tacto de un moco seco duro o uno excesivamente blandito que te hunda el dedo hasta los sesos del sujeto afectado por dicha maniobra...
ResponderEliminarCasi da para un post